11.1.11

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Con un libro en las rodillas y una taza de chocolate en la mano, veía la nieve caer sobre la tierra mojada a través de los empañados ventanales de su habitación dorada. Hizo caso omiso al rugir del viento, que iba acompañado de un portazo y cerró los ojos. Se oyó el crujido de la puerta al abrirse, el sonido de las hojas cuando se cierra un libro y los grandes copos golpear contra el cristal. Ella suspiró, él no le quitaba la vista de encima.
- Te quiero... - susurró.
Ella no pudo por más que esbozar una sonrisa y abrir los ojos. Se levantó y caminó despacio hacia él, hacia aquel extraño desconocido que chorreaba agua. Cuando se hubo acercado lo suficiente, colocó la tímida y pequeña mano en su corazón. Sentía los latidos acelerados. Puso el oído y los escuchó. Levantó la cabeza poco a poco. Él le acarició la mejilla y el pelo.
- Yo también - le dijo la chica con sus finos labios posados en aquella frente que tanto extrañaba.
Él sonrió y la besó.

Audrey D. Minne.

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