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- ¿Estás bien?
- Uhm... ¿sabes esa sensación que cuando estás mal te dan ganas de salir a la calle, pararte debajo de la lluvia, mientras dejas que el viento ondeé tu pelo suelto con rebeldía, pero suavemente, te quitas el abrigo y tiras el paraguas al suelo, sonríes y gritas con los brazos levantados?
- No.
- Pues así me siento. Un sentimiento profundo de querer decirle, o más bien hacer notar al mundo de que estás aquí, esperando de que pase algo bueno, algo que te haga reír y llorar, soñar y despertar, nacer y morir, mientras tu corazón quiere salir, y grita, por eso quieres gritar, porque te mueres por saber, por conocer, por amar, por volar, por ser libre, por imaginar, por abrazar, por salir, con ese corazón desbocado que quiere sentirse mejor y vivir la vida, esa vida que te han fastidiado.
- Y, ¿entonces? ¿Qué quieres hacer?
Se limitó a ser libre y gritar, gritar y reír, gritar y sonreír, gritar y salir, gritar y disfrutar.